En el camino hacia la maternidad, algunas mujeres se enfrentan a obstáculos inesperados, uno de ellos es el Síndrome de Asherman. Este trastorno, caracterizado por la formación de adherencias y cicatrices en el útero, puede ser una fuente de dolor y frustración, especialmente cuando se considera como la causa de una infertilidad. Pero, ¿qué significa realmente enfrentar un diagnóstico de Síndrome de Asherman?
En Family Aims conocemos lo complejo que puede resultar lidiar con este síndrome y queremos ayudar a las mujeres a entender profundamente esta condición, para que cuenten con toda la información necesaria.
¿Qué es el Síndrome de Asherman?
El Síndrome de Asherman es una condición ginecológica que afecta al útero, donde se forman adherencias tras daños al endometrio. Estas bandas cicatriciales pueden ser delgadas o gruesas y causan alteraciones en la función uterina. Comúnmente, estas son causadas por procedimientos como dilatación y curetaje o legrado, que se realizan luego de un aborto espontáneo o por infecciones como endometritis, así como también para ciertos diagnósticos. Este síndrome puede complicar la menstruación y la fertilidad.
Causas y síntomas comunes
El Síndrome de Asherman se caracteriza por síntomas variables como menstruaciones escasas o directamente ausentes y dolor pélvico, que pueden indicar la presencia de adherencias uterinas.
Estas adherencias pueden afectar la fertilidad y el desarrollo de un embarazo. Por esto, el diagnóstico requiere un examen detallado y técnicas de imagen, mientras que el tratamiento generalmente implica cirugía para eliminar las adherencias, con posibles medidas preventivas adicionales.
En algunos casos, el daño al endometrio es tan extenso que las opciones de tratamiento se vuelven limitadas. Cuando las paredes del útero quedan completamente adheridas, puede considerarse incurable e impide la concepción. Además, también puede alterar la calidad de vida debido a algunos síntomas que pueden darse.
Tratamientos alternativos
El tratamiento estándar para el Síndrome de Asherman es la histeroscopia quirúrgica, que elimina las adherencias uterinas y mejora la fertilidad. Para los casos en los que esto no es posible, se busca aliviar síntomas y se evalúan alternativas para alcanzar la maternidad como la adopción o gestación subrogada.
Posterior a la operación, se previene la formación de nuevas adherencias, manteniendo extendida la cavidad uterina con un catéter de Foley o balón, un DIU (Dispositivo Intrauterino) y gel. Además, se suele promover la regeneración endometrial con terapia de estrógenos. El tratamiento antibiótico se administra si hay infección.
Cuando el Síndrome de Asherman impide la concepción, existe un método ampliamente recomendado y efectivo: la gestación subrogada. Esta es una opción que permite a estas mujeres tener hijos biológicos, aunque no puedan gestar ellas mismas. El proceso implica la creación de un embrión con su ADN, cuyo embarazo es llevado por una mujer gestante.
Apoyo emocional para minimizar el impacto del síndrome de Asherman
Independientemente del método de tratamiento que se elija, es necesario entender que se está enfrentando al Síndrome de Asherman y puede ser un momento de mucha sensibilidad, por lo cual es esencial rodearse de una red de apoyo emocional y psicológico que ofrezca comprensión y acompañamiento.
Los grupos de apoyo, la terapia y el asesoramiento son necesarios como espacios de compañía para quienes atraviesan este proceso. En Family Aims nos encargamos de conectar con psicólogos de confianza y especialistas en gestación asistida para brindar el apoyo que estas mujeres necesitan durante este complejo proceso.
Abrazando la esperanza en medio de la incertidumbre
Aunque el Síndrome de Asherman pueda parecer un desafío considerable, no determina el final del camino hacia la maternidad. Con apoyo, amor y considerando otras opciones, las mujeres pueden encontrar distintas maneras de realizar su sueño de ser madres y disfrutar de la vida que desearon mediante la gestación subrogada.
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